No hay dudas que la banana es una de las frutas más consumida en el mundo. Podría decirse que no pasa de moda, siempre está de temporada, ya que se recolecta en todas las estaciones. Cuando adquiere el color amarillo se extrae de la planta, se envasa y se realiza su transporte en condiciones de temperatura y humedad determinadas, para así garantizar un perfecto estado de conservación.
Ahora bien, ¿qué debemos hacer con ellas una vez en casa?
Principalmente, se recomienda que se dejen siempre a temperatura ambiente por ser una fruta tropical. El nicho ecológico de este tipo de frutas se da en latitudes caracterizadas por las largas horas de luz solar y altas temperaturas. Al meterlos en la heladera lo que estamos haciendo, precisamente, es someterlas a un sitio sin luz y con mucho frio. Con el frío, las membranas de las células de la cáscara, se rompen. Al romperse, se libera una enzima llamada polifenoloxidasa, que reacciona formando unas sustancias de color marrón, casi negro. Esto sucede por debajo de los 10ºC.
¿Pero es un mal síntoma el color negro? Para nada.
Por lo general la banana, aunque esta negra, se podrá comer perfectamente. Cuando las bananas están negras significa que están maduras y, a la vez, más dulces debido a la oxidación del almidón que se transforma en azúcar. Así pues, si preferimos la fruta más dulce seguiremos un sistema de conservación u otro, pero siempre respetando que conserve su aroma y sabor.
¿Ustedes qué prefieren?
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